“El derecho, por mínimo que sea, debe prevalecer sobre la conveniencia, por grande que parezca.”
Hablar de Rafael Uribe Uribe es hablar de uno de los personajes más importantes en la historia de Colombia. Nació en Antioquia, el 12 de abril de 1859, y a lo largo de su vida fue muchas cosas: abogado, político, escritor, periodista, orador y militar. Pero, sobre todo, fue un defensor apasionado de la justicia social y del progreso del país.
Uribe Uribe creía firmemente en el poder de la educación, la cultura y el trabajo para transformar la sociedad.
Nació en la hacienda El Palmar, en Valparaíso, Antioquia. Desde niño aprendió el valor del trabajo, la disciplina y la conexión con la tierra. Siempre se consideró un hombre del campo, defensor de la naturaleza y del esfuerzo campesino.
En sus escritos, como El arte de madrugar (1899), habló con orgullo del cultivo de las plantas y del cuidado del ganado. Creía que el desarrollo de Colombia debía comenzar desde el campo, por eso impulsó la industria cafetera y promovió nuevas formas de producción agrícola.
Fue un intelectual apasionado. Escribió en periódicos como El Espectador, El Liberal y El Trabajo, donde defendía la libertad, la educación y los derechos de los trabajadores.
Sus textos eran profundos, críticos y visionarios. En ensayos como Por la América del Sur o De cómo el liberalismo político colombiano no es pecado, influido por las ideas de justicia, progreso y democracia.
A los 17 años, Uribe Uribe se unió al ejército liberal. Participó en varias campañas y, durante la Guerra de los Mil Días (1899–1902), llegó a ser General en Jefe del Ejército Liberal. Su liderazgo fue reconocido por su valentía, disciplina y compromiso con sus ideales.
Aunque fue un hombre de guerra, siempre buscó la paz. Después del conflicto, trabajó en la reconciliación nacional y en la reconstrucción del país.
Rafael creció en una familia humilde y trabajadora. Sus padres, fieles a la educación y la fe, le inculcaron el amor por el estudio y la honestidad. La situación política los obligó a emigrar, pero eso no borró sus raíces antioqueñas ni su sentido de pertenencia.
Su vida amorosa estuvo marcada por su matrimonio con Sixta Tulia Gaviria Sañudo, con quien contrajo matrimonio un 8 de Marzo de 1886. Sixta Tulia lo acompañó durante períodos de guerra, exilio y persecución, convirtiéndose en un apoyo constante en su vida familiar. Juntos tuvieron seis hijos y mantuvieron un hogar sólido dentro de los valores tradicionales de la época.
Rafael Uribe Uribe fue asesinado el 15 de octubre de 1914 en Bogotá, un hecho que marcó profundamente la historia del país. Sin embargo, su legado sigue vivo, especialmente en Medellín, donde el Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe lleva su nombre.
Ese edificio no solo honra su memoria, sino que representa su espíritu: un espacio donde convergen la historia, la educación y la cultura, todo aquello en lo que él creyó como pilares de una Colombia más justa.